A finales del Siglo XIX llega a EEUU procedente de la Rusia zarista Emma Goldman. Pronto se introduce en los ambientes anarquistas y acaba convirtiendose en el referente del movimiento. Se puso al frente de diversas luchas: libertad de expresión, derechos de las mujeres ante su vida sexual y la natalidad, contra la participación de los EEUU en la 1ª Guerra Mundial. Todo esto la puso en frente del Gobierno Americano lo que acabó pagando al ser condenada y deportada a la Rusia bolchevique. Lo que creía iba a ser su referente social acabó por defraudarla y se dedicó a criticar los excesos de éstos. Acabó sus días en Canadá tras pasar unos años en Francia. Fue enterrada en Chicago.
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