La amenaza creciente de un ataque militar de Estados Unidos e Israel contra
Irán se basa en varios factores que incluyen: (1) la reciente historia militar
de los dos países en la región, (2) las declaraciones públicas de los dirigentes
políticos estadounidenses e israelíes, (3) los ataques recientes y en curso
contra Líbano y Siria, aliados destacados de Irán, (4) los asesinatos de
científicos y funcionarios de seguridad iraníes por parte de grupos terroristas
y/o comisionados, bajo el control de Estados Unidos o el Mossad, (5) el fracaso
de las sanciones económicas y la coacción diplomática, (6) la intensificación de
la histeria y las demandas extremas para que Irán ponga fin al enriquecimiento
de uranio destinado al uso civil, (7) los ‘ejercicios’ militares de provocación
en las fronteras de Irán y los juegos de guerra destinados a intimidar y hacer
un ensayo general de un ataque preventivo, (8) los poderosos grupos de presión
belicistas tanto en Washington como en Tel Aviv, lo que incluye los principales
partidos políticos israelíes y el poderoso AIPAC [ Comité de Asuntos
Públicos Estados Unidos-Israel], y por último (9) la 2012 National Defense
Authorization Act (el decreto de emergencia de Obama, propio de Orwell, del
16 de marzo).
La guerra propagandística de Estados Unidos opera por dos vías: (1) el
mensaje primordial es la proximidad de la guerra y la voluntad de Estados Unidos
de utilizar la fuerza y la violencia. Este mensaje se dirige a Irán y coincide
con las declaraciones israelíes sobre los preparativos bélicos, (2) la segunda
vía tiene como objetivo el ‘público liberal’, lo que incluye a un puñado de
‘académicos sabios’ (o los ‘progresistas’ del Departamento del Estado) que
subestima la amenaza de guerra y argumenta que los diseñadores de políticas
‘sensatos’ en Tel Aviv y Washington saben que Irán no posee armas nucleares ni
capacidad de fabricarlas ahora ni en el futuro cercano. El propósito de este
‘cambio de opinión liberal’ es confundir y menospreciar la opinión pública
mayoritaria, contraria a más preparativos bélicos, y hacer que descarrile el
floreciente movimiento antibelicista.
Huelga decir que los militaristas ‘racionales’ utilizan un ‘doble discurso’
al despachar con ligereza todas las pruebas empíricas e históricas que
demuestran lo contrario. Cuando Estados Unidos e Israel hablan de guerra, la
preparan y la provocan, es porque quieren la guerra, igual que en 2003 contra
Irak. Bajo las actuales condiciones políticas y militares internacionales, un
ataque contra Irán, en principio por parte de Israel con el apoyo de Estados
Unidos, es altamente probable, incluso aunque las condiciones económicas
mundiales aconsejen lo contrario y las consecuencias estratégicas negativas
repercutan en todo el mundo durante décadas.
Los cálculos militares de Estados Unidos e Israel sobre el potencial de
Irán
Los diseñadores de las políticas estratégicas estadounidenses e israelíes no
se ponen de acuerdo sobre las consecuencias de un contraataque por parte de
Irán. Los dirigentes israelíes minimizan la capacidad militar de Irán para
atacar e infligir daños al Estado judío, que es su única preocupación. Confían
en la distancia, en su escudo antimisiles y en la protección de las fuerzas
aéreas y navales estadounidenses situadas en el Golfo que cubrirían su ataque
furtivo. Y por parte de Estados Unidos los estrategas militares saben que los
iraníes son capaces de infligir bajas considerables a los buques de guerra
estadounidenses, que tendrían que atacar las instalaciones costeras iraníes con
el fin de apoyar o proteger a los israelíes.
La inteligencia israelí es famosa por su capacidad de organizar el asesinato
de personas por todo el mundo: el Mossad ha organizado con éxito actos
terroristas en el extranjero contra dirigentes palestinos, sirios y libaneses.
Por otra parte la inteligencia israelí tiene un historial muy pobre en cuanto a
sus cálculos sobre las grandes empresas militares y políticas. Infravaloraron
gravemente el apoyo popular, la fuerza militar y la capacidad de organización de
Hizbulá durante la guerra de 2006 en Líbano. Asimismo la inteligencia de Israel
no entendió la fuerza y capacidad del movimiento democrático popular egipcio
cuando se sublevó y derrocó el aliado regional estratégico de Tel Aviv, es decir
la dictadura de Mubarak. Mientras los dirigentes israelíes ‘fingen paranoia’ -al
lanzar tópicos sobre las ‘amenazas existenciales’- les ciegan su arrogancia y
racismo narcisistas y subestiman repetidamente la pericia técnica y la
sofisticación política de sus adversarios islámicos regionales y árabes. La
prueba irrefutable de esto es cómo menosprecian la capacidad de Irán para
responder a un ataque aéreo planificado por parte de Israel.
El gobierno de Estados Unidos ya se ha comprometido abiertamente con Israel a
apoyar un ataque contra Irán cuando suceda. Washington afirma específicamente
que defenderá a Israel ‘incondicionalmente’ si le atacan. ¿Cómo pretende Israel
evitar un ataque si sus aviones bombardean y disparan misiles sobre las
instalaciones, las defensas militares y los sistemas de apoyo de Irán, sin
mencionar las ciudades, los puertos y la infraestructura estratégica iraníes?
Por otra parte, teniendo en cuenta la colaboración del Pentágono y los sistemas
de inteligencia coordinados con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), su papel
en la identificación de objetivos, rutas y la trayectoria de misiles, el
suministro de armas y las cadenas de abastecimiento serán críticos en caso de un
ataque de las FDI. No hay ninguna posibilidad de que los Estados Unidos se
disocien de la guerra del Estado judío contra Irán una vez que el ataque haya
empezado.
Los mitos de la ‘guerra limitada’: la geografía
Washington y Tel Aviv alegan y parecen creer que su ataque planificado contra
Irán será una ‘guerra limitada’ con objetivos limitados, que durará pocos días o
semanas y no tendrá graves consecuencias.
Nos dicen que los generales eminentes de Israel han identificado todas las
instalaciones de investigación nuclear críticas que sus ataques aéreos
‘quirúrgicos’ eliminarán sin los horrorosos daños colaterales para la población
de los alrededores. Cuando el supuesto programa de ‘armas nucleares’ esté
destruido, todos los israelíes podrán seguir con sus vidas con la seguridad de
que se ha eliminado otra amenaza ‘existencial’. La noción israelí de una guerra
limitada en el ‘tiempo y en el espacio’ es absurda y peligrosa y subraya la
arrogancia, la estupidez y el racismo de sus autores.
Para acercarse a las instalaciones nucleares de Irán las fuerzas
estadounidenses e israelíes se enfrentarán a bases bien equipadas y defendidas,
instalaciones de misiles, defensas marítimas y fortificaciones a gran escala
dirigidas por los Guardias Revolucionarios y las Fuerzas Armadas Iraníes. Además
los sistemas de defensa que protegen las instalaciones nucleares están
conectados por carreteras, aeródromos y puertos civiles dentro de una
infraestructura tanto civil como militar que incluye refinerías de petróleo y
una gran red de oficinas administrativas. La ‘eliminación’ de los supuestos
emplazamientos nucleares requerirá la extensión del alcance geográfico de la
guerra. La capacidad científica-tecnológica del programa nuclear civil de Irán
implica un gran abanico de instalaciones de investigación, lo que incluye
universidades, laboratorios, emplazamientos fabriles y centros de diseño. La
destrucción del programa nuclear civil de Irán requeriría que Israel (y por
tanto Estados Unidos) atacase mucho más que las instalaciones de investigación o
los laboratorios escondidos debajo de una montaña remota. Requeriría ataques
generalizados y múltiples contra objetivos por todo el país, es decir una guerra
generalizada.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, ha declarado que Irán
responderá con una ‘guerra equivalente’. Irán igualará la amplitud y el alcance
de cualquier ataque. “Les atacaremos al mismo nivel que nos ataquen a nosotros”.
Eso significa que Irán no limitará su respuesta al derribo de los bombarderos
estadounidenses e israelíes que entren su espacio aéreo o al lanzamiento de
misiles contra los buques de guerra estadounidenses que se encuentren en sus
aguas, sino que extenderá la guerra a objetivos equivalentes en Israel y los
países ocupados por Estados Unidos en las proximidades del Golfo. La ‘guerra
limitada’ de Israel se convertirá en una guerra generalizada y se extenderá más
allá de Oriente Próximo.
El actual fetiche ilusorio de Israel acerca de su minucioso sistema defensivo
antimisiles se desenmascarará cuando se lancen cientos de misiles de gran
potencia desde Teherán, el sur de Líbano y los Altos de Golán.
Los mitos de la ‘guerra limitada’: los tiempos
Los ‘expertos’ militares israelíes prevén acabar con los objetivos iraníes en
pocos días -algunos piensan en un solo fin de semana- y quizá sin la pérdida de
un solo piloto. Anticipan que el Estado judío celebrará su brillante victoria en
las calles de Tel Aviv y Washington. Su propio sentido de superioridad les
engaña. Irán no luchó en una guerra brutal que duró una década contra los
invasores iraquíes apoyados por Estados Unidos y los asesores militares
occidentales e israelíes para someterse ahora a unos cuantos ataques aéreos y de
misiles por parte de Israel. Irán es una sociedad joven, educada y movilizada,
que puede recurrir a millones de reservistas dentro de un espectro político,
étnico, de género y religioso impulsado a actuar a favor de su nación bajo
ataque. En una guerra para defender la patria todas las diferencias internas
desaparecerían con el fin de hacer frente al ataque no provocado de Israel y
Estados Unidos que amenazaría toda su civilización y la cultura y tradiciones de
5.000 años, además de los modernos avances y organizaciones científicos
conseguidos. La primera ola de ataques por parte de Estados Unidos e Israel
conducirá a unas represalias feroces que no se limitarán a las zonas originales
del conflicto ni terminarán con los ataques israelíes, incluso en el caso de que
se destruyan las instalaciones de investigación nuclear de Irán o maten a
algunos de sus científicos, técnicos y trabajadores cualificados. La guerra
continuará en el tiempo y se extenderá geográficamente.
Múltiples puntos de conflicto
De la misma manera que un ataque por parte de Estados Unidos e Israel contra
Irán involucraría muchos objetivos, los militares iraníes también tendrían una
plétora de objetivos estratégicos de fácil acceso. Aunque sea difícil predecir
exactamente dónde y cómo respondería Irán, una cosa es segura: responderá al
ataque inicial de Estados Unidos e Israel.
Dada la supremacía de Israel y Estados Unidos en fuerza marítima y aérea de
medio y largo alcance, Irán se concentrará seguramente en objetivos de corto
alcance. Éstos incluirían instalaciones militares estadounidenses y las rutas de
suministro en tierras de Irak, Kuwait y Afganistán y objetivos israelíes con
misiles lanzados desde el sur de Líbano y posiblemente desde Siria. En el caso
de que algunos misiles iraníes de largo alcance esquiven el ‘escudo antimisiles’
tan alardeado del Estado israelí, los pueblos y ciudades israelíes podrían pagar
cara la imprudencia y arrogancia de sus dirigentes.
El contraataque iraní llevará a un recrudecimiento [bélico] por parte de las
fuerzas estadounidenses e israelíes mediante la expansión e intensificación de
la guerra aérea y marítima a todo el sistema iraní de seguridad nacional, lo que
incluye bases militares, puertos, sistemas de comunicación, puestos de mando y
centros gubernamentales de administración, muchos de los cuales se ubican en
ciudades densamente pobladas. Irán contraatacará mediante el lanzamiento de su
mayor activo estratégico: un ataque coordinado por tierra por parte de
la Guardia
Revolucionaria junto con sus aliados de las tropas chiíes
iraquíes que luchan contra las fuerzas estadounidenses en Irak. Irán coordinará
los ataques a las instalaciones estadounidenses en Afganistán y Pakistán junto
con la creciente resistencia armada nacionalista islámica.
El conflicto inicial, centrado en los llamados objetivos militares
(instalaciones de investigación científica), se extenderá rápidamente a
objetivos económicos, lo que llaman los estrategas militares estadounidenses e
israelíes los objetivos ambivalentes civiles y militares. Esto incluiría campos
de petróleo, carreteras, fábricas, redes de comunicación, emisoras de
televisión, instalaciones de tratamiento de agua, embalses, centrales eléctricas
y oficinas administrativas, como el Ministerio de Defensa y el cuartel general
de la Guardia
Republicana. Irán, ante la destrucción inminente de su economía e
infraestructura (lo que ocurrió en el vecino Irak con ocasión de la invasión no
provocada por parte de Estados Unidos en 2003), respondería con el bloqueo del
Estrecho de Ormuz y el envío de misiles de corto alcance a los principales
campos y refinerías de petróleo de los Estados del golfo, como Kuwait y Arabia
Saudí, a una distancia de sólo diez minutos, lo que inhabilitaría el flujo de
petróleo hacia Europa, Asia y Estados Unidos y hundiría la economía mundial en
una depresión profunda .
No se debe olvidar que los iraníes son probablemente los más conscientes
dentro de la región de la desolación total de la que han sido víctimas los
iraquíes después de la invasión de Estados Unidos, que hundió la nación en un
caos total y devastó su infraestructura avanzada y el sistema administrativo
civil, sin mencionar la aniquilación sistemática de su altamente cualificada
elite científica y técnica. Las olas de asesinatos patrocinados por el Mossad de
científicos, académicos e ingenieros iraníes sólo son un anticipo de lo que
tienen en mente los israelíes para los científicos e intelectuales destacados y
los trabajadores altamente cualificados de Irán. Los iraníes no deben tener
ninguna duda de la pretensión de los estadounidenses e israelíes de enterrarlos
brutalmente en la edad oscura de Afganistán e Irak. No tendrán ningún papel en
el Irán desolado, de la misma manera que no lo tuvieron los iraquíes en el Irak
posterior a Sadam.
De acuerdo con el General estadounidense Mathis que está a cargo de las
fuerzas estadounidenses en el Oriente Próximo, el Golfo Pérsico y Asia
occidental, ‘el primer ataque israelí probablemente tendrá espantosas
consecuencias en toda la región y para [los destacamentos de] Estados Unidos
allí’ (New York Times, 19/3/2012). El cálculo ‘espantoso’ del General
Mathis sólo tiene en cuenta las bajas militares estadounidenses, es decir varios
centenares de marines en los buques de guerra dentro del alcance de los misiles
de los artilleros iraníes.
Sin embargo la valoración más ilusoria e interesada respecto al resultado y
las consecuencias de un ataque aéreo israelí contra Irán procede de los
principales dirigentes, académicos y expertos en inteligencia israelíes, que
reivindican para sí mismos una inteligencia superior, unas defensas superiores y
una comprensión superior (si no racista) de la ‘mente iraní’. El Ministro de
Defensa israelí Barak se jacta de que cualquier respuesta iraní infligiría, como
mucho, bajas mínimas en la población israelí.
La visión israelí interesada de reordenar el equilibrio del poder en la zona,
predominante en los principales círculos belicistas israelíes, pasa por alto la
probabilidad de que ni los ataques aéreos ni las defensas antimisiles israelíes
sean determinantes en la guerra. Los misiles de Irán no se podrán contener,
sobre todo si llegan al ritmo de varios centenares por minuto desde tres
direcciones: Irán, Líbano, Siria y posiblemente desde submarinos iraníes. En
segundo lugar, el colapso de las importaciones de petróleo asolará la economía
energética israelí, altamente dependiente. En tercer lugar, los principales
aliados de Israel, especialmente Estados Unidos y la
Unión Europea , sufrirán una tensión severa a
medida que se les arrastra a participar en la guerra de Israel y se encuentran
defendiendo el Estrecho de Ormuz, las guarniciones del ejército en Irak y
Afganistán y los campos de petróleo y las bases militares en el Golfo. Un
conflicto de este tipo movilizaría a las mayorías chiíes en Bahréin y en las
provincias estratégicas ricas en petróleo de Arabia Saudí. La guerra
generalizada tendrá un efecto devastador en el precio del petróleo y en la
economía mundial. Provocará la furia de consumidores y trabajadores en todas
partes causada por el cierre de fábricas, y la conmoción que ocasionaría en el
frágil sistema financiero tendría como consecuencia una depresión mundial.
El ‘complejo de superioridad’ patológico de Israel da como resultado que sus
dirigentes racistas sobrevaloran sistemáticamente sus propias capacidades
militares, técnicas e intelectuales, mientras infravaloran el conocimiento, la
capacidad y la valentía de sus adversarios (en este caso iraníes) islámicos
regionales. Hacen caso omiso de la capacidad probada de Irán para mantener una
guerra defensiva, compleja, prolongada y de múltiples frentes, para recuperarse
de un ataque inicial y desarrollar las armas modernas apropiadas para infligir
graves daños a sus atacantes. Irán contará con el apoyo activo e incondicional
de la población musulmana mundial y quizá con el apoyo diplomático de Rusia y
China, que obviamente considerarán un ataque contra Irán como otro ensayo
general para contener su creciente poder.
Conclusión
Una guerra de Israel y Estados Unidos contra Irán está vinculada
indisolublemente a la asimétrica relación estadounidense-israelí, que margina y
censura cualquier análisis crítico de políticos y militares estadounidenses.
Dado que la actual configuración del poder sionista en Estados Unidos puede
aprovechar el poder militar estadounidense en apoyo del impulso israelí de
dominio regional, los dirigentes israelíes y la mayoría de sus militares se
sienten libres para emprender las más atroces aventuras militares destructivas,
y saben muy bien que pueden confiar en Estados Unidos para apoyarlos con sangre
y dinero estadounidenses. Pero después de toda esta servidumbre grotesca a un
país aislado y racista, ¿quién rescatará a los Estados Unidos? ¿Quién impedirá
el hundimiento de sus buques en el Golfo y la muerte y mutilación de centenares
de marines y miles de soldados? ¿Y dónde estarán los israelíes y los sionistas
estadounidenses cuando las tropas de elite iraníes y sus aliados chiíes invadan
Irak y tenga lugar un levantamiento generalizado en Afganistán?
Los egoístas diseñadores israelíes de la política pasan por alto el colapso
probable del suministro mundial de petróleo debido a su guerra planificada
contra Irán. ¿Se dan cuenta los agentes sionistas en Estados Unidos de que a
consecuencia de arrastrar a Estados Unidos a participar en la guerra de Israel,
la nación iraní se verá obligada a incendiar los campos de petróleo del Golfo
Pérsico?
¿Tan barato ha llegado a ser ‘comprar una guerra’ en Estados Unidos? Por unos
pocos millones de dólares en contribuciones a las campañas de políticos
corruptos, mediante la infiltración deliberada de agentes que defienden que
‘Israel es lo primero’, académicos y políticos en la maquinaria belicista del
gobierno estadounidense y gracias a la cobardía moral y la autocensura de los
principales críticos, escritores y periodistas que se niegan a señalar que
Israel y sus agentes deciden la política de nuestro país en Oriente Próximo, nos
encaminamos directamente a una guerra mucho más allá de cualquier conflagración
militar regional, al colapso de la economía mundial y al empobrecimiento brutal
de centenares de millones de personas en todo el mundo: norte, sur, este y
oeste.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una
licencia de Creative Commons, respetando su libertad para
publicarlo en otras fuentes.
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