El movimiento “Ocupemos” ha experimentado un desarrollo estimulante. Hasta
donde mi memoria alcanza, no ha habido nunca nada parecido. Si consigue reforzar
sus lazos y las asociaciones que se han creado en estos meses a lo largo del
oscuro periodo que se avecina –no habrá victoria rápida– podría protagonizar un
momento decisivo en la historia de los Estados Unidos.
La singularidad de este movimiento no debería sorprender. Después de todo,
vivimos una época inédita, que arranca en 1970 y que ha supuesto un auténtico
punto de inflexión en la historia de los Estados Unidos. Durante siglos, desde
sus inicios como país, fueron una sociedad en desarrollo. Que no lo fueran
siempre en la dirección correcta es otra historia. Pero en términos generales,
el progreso supuso riqueza, industrialización, desarrollo y esperanza. Existía
una expectativa más o menos amplia de que esto seguiría siendo así. Y lo fue,
incluso en los tiempos más oscuros.